Buenas tardes. Siento haber tardado tanto, he tenido
problemas familiares y exámenes que estudiar. Espero que os agrade el capítulo,
dadme vuestra opinión si podéis. Es un poco corto, pero también suceden muchas
cosas. Muchísimas gracias por el apoyo y por seguirme. Disfrutar del capítulo:
Capítulo 10
Aquella
misma noche de junio, en un lugar de la ciudad...
Teresa y Edu llegan a la casa de ella. Cubiertos de besos
y escalofríos, acaban en la cama, llenos de placer y satisfacción.
Ella disfruta con él y él disfruta con ella. O eso es lo que cree Teresa...
-Tamara...- susurra Edu
lleno de placer.
-¿Qué decías cariño?- dice Teresa alarmada.
-Nada, cariño, nada...
Edu le toca la mejilla a Teresa y suspira de placer al
ver que ella cede.
Edu guarda un grandísimo secreto que nadie sabe hasta ahora: él siempre ha querido a Tamara: sus grandes ojos color cielo, aquella melena recogida en una trenza y aquella sonrisa de niña pequeña que le tiene loco.
¿En
qué mundo me querrá?- piensa mientras está con la persona que más le quiere en el mundo.
Aquella noche es larga e insufrible para Teresa. Ella ha oído perfectamente el nombre que había susurrado hace un momento. Deja de pensar y se deja llevar por el dolor y el sufrimiento que debería de ser gozo.
Después de ese mal trago, Teresa se va al baño y solloza
como nunca antes había sollozado.
No se lo puede creer. ¿Estaba pensando en su mejor amiga mientras lo hacían?- piensa antes de secarse las lágrimas y volver con él.
No se lo puede creer. ¿Estaba pensando en su mejor amiga mientras lo hacían?- piensa antes de secarse las lágrimas y volver con él.
Él está sentado en la cama, con la ropa puesta y con un gesto interrogante. Teresa se quiere asegurar de lo que piensa y le pregunta lo que ella teme:
-¿Me-me quieres? ¿Quieres a otra? ¿Esa otra es Ta...
Tamara?
Edu se queda callado y la observa: Morena, pelo castaño teñido con leves mechas rojas, delgada, pero triste. Le entristece hacerle daño. Pero tiene que decírselo, o le dolerá más la mentira.
-Sí, pero no te quiero como te he querido hace ocho meses, pero te quiero. Pero tienes razón. Amo a Tamara. Lo siento mucho...
Teresa se seca una lágrima que cae de sus ojos y sale de la habitación para intentar asimilarlo. Se sienta en uno de los mullidos sofás del salón pensando en su amiga. En la que posee el corazón de su novio.
-Es afortunada.- susurra mientras se hunde y llora.
En ese momento entra Edu en el salón con su mochila y decidido a no pasar la noche en esa casa. Se le acerca al oído y le susurra:
-Lo siento mucho...
Se dispone a levantarse pero ella le detiene.
-¿Me has amado alguna vez?- pregunta con la voz entrecortada.
Edu no tarda en responder.
-Sí, créeme que sí, porque tú has sido lo mejor que me ha
pasado en la vida. Y lo eres. Siempre has sido mi mejor amiga, y eso no
cambiará pase lo que pase, lo dejemos o no...
-Sí, pero yo no quiero ser tu mejor amiga, Eduardo.
Quiero que seamos uno, como antes, y quiero que me quieras tanto o más que a...
Ella.
-Lo siento...- repite sincero.
Edu se acerca a ella y le da un beso en la frente.
-Adiós, Teresa. Siempre serás lo más importante para mí.
Edu se encamina a la puerta principal y se va, cerrando
la puerta con cuidado.
A Teresa le llega un pensamiento que ha oído varias veces
de la boca de su amiga Tamara: Cuando se cierra una puerta, se abre otra con más
oportunidades...
Esa misma noche de junio, en otro lugar de la ciudad...
Tamara se tumba sobre la cama. Piensa e imagina su vida como cualquier otra adolescente obsesionada con el cutis, con tener una buena figura y con tener un novio que te quiera como a nadie, que le ayude a sobrepasar los malos momentos y con quien compartir los buenos. Alguien que la quiera incondicionalmente.
Aquella tarde en el cine las había pasado canutas: ha
llegado a envidiar de forma sana a sus amigos porque ella siempre ha querido
tener a alguien con quien comenzar una historia, una ilusión, una vida...
Tamara tiene la suficiente esperanza para esperar a su
príncipe azul, y si no existe, pues esperará a un príncipe verde. Mientras
piensa en todo esto, se queda profundamente dormida...
Esa noche de junio, en otro lugar de la ciudad...
Darío camina de un lado a otro de su habitación. Sabe que él está ahí, con su hermana. Oye gemidos en su habitación. Sale de su cuarto e intenta escuchar poniendo una oreja sobre la puerta del cuarto de Silvia. Se oyen voces, pero no escucha con exactitud. Quita la oreja de la puerta y maquina algo para que dejen en paz a su amor.
Se tumba en su cama y se le revuelven las tripas. Evita pensar en eso y coge un libro de la estantería para comenzar a leerlo, pero sigue pensando en lo cruel que es su hermana y Juan. Él también tiene la culpa, él ha sido el que ha cedido al chantaje. Deja de leer y mira el despertador.
-Las dos y media... – susurra en un suspiro.-Y ellos siguen ahí, fornicando como conejos...- piensa asqueado.
Sale de su cuarto y se mete en el baño. Se lava la cara y se sienta en la tapa del váter, mirándose al espejo. Se le ve frustrado y decepcionado, porque antes de que Daniel se fuese, Silvia no era así. A las cuatro de la mañana, le entra sueño y se dirige a su cuarto. Se siguen oyendo gemidos en la habitación de Silvia. Darío suspira y pone los ojos en blanco, se mete en la cama y se queda dormido.
A las seis de la mañana, Darío oye cómo se cierra la puerta principal. Se ha ido. Se levanta de la cama y se marea. Le duele mucho la cabeza. Se levanta tambaleándose y se le ocurre una buenísima idea. Coge su móvil y teclea un número de teléfono.
-¿Diga?
-Hola Daniel, soy Darío, el hermano de Silvia. Necesito que me ayudes...
Que trabara Darío, estoy esta muy interesante, espero el próximo. Un besazo
ResponderEliminarGracias ^^
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