El Amor Duele

El Amor Duele

Bienvenidos a 'El Amor Duele'

Hola, lo que vais a ver en un instante es una historia de amor de adolescentes y de amistades que, pudieron serlo en el pasado, o son amigos del alma en el presente. Espero que os guste mi novela, a la que pongo dedicación y tiempo. A quien no le guste, que me lo diga, porque así puedo aspirar a mejorar. Muchísimas gracias por todo :)

viernes, 15 de junio de 2012

El Amor Duele 14


Capítulo 14

Esa tarde de junio, en otro lugar de la ciudad...

-¿Qué haces aquí?- pregunta asqueada y borracha.

-He venido porque...

-Ha venido porque le ha dado la puta gana Silvia, y porque le he invitado yo. ¿Hay algún problema?

-Sí, que a papá y a mamá no les va a gustar cuando lleguen el saber que aquí ha estado una puta.

Darío se dirige a Silvia brusco y con ganas de acabar con ella cuanto antes, pero Andrea le coge el brazo y le echa hacia atrás.

-No importa, cariño.- lanza una mirada despreciable.-Ella siempre ha sido así.

-Como una zorra no, desde luego.

Andrea se acerca hacia Silvia y se le queda mirando a pocos centímetros de su cara.

-Escucha Silvia: Algún día, todo lo que me estás haciendo, se volverá a tu contra, todo lo que tú haces te lo harán algún día, y todo lo que les digas a los demás, lo serás todo algún día. Que ciega que estuve al ser tu mejor amiga...

Silvia agacha la cabeza y ve como los pies de su nueva enemiga se alejan de ella.

-¡Eres una zorra! ¡Te odio! ¡Jamás fuiste mi mejor amiga, sólo te intentaba joder la vida! ¡Puta!- chilla Silvia antes de que Andrea y Darío desapareciesen por la puerta.

Después de aquella escena, Silvia se pone a llorar.

-Joder, estoy harta de este mundo...

En otro lugar...

Estela, la hermana de Andrea, está comiendo en el Mc Donalds con Lidia, Ana, Izan y Manu, aunque Izan está un poco triste porque Ana le ha dejado. Ana bebe una coca-cola mientras liga con Manu.

-Bueno...- dice Estela fingiendo que le molesta.- Dejadlo ya...

-Ah, sí, claro...- dice Manu preocupado por Izan

Estela se acerca a Izan.

-¿Qué te pasa?

-Como si tú no lo supieras.

-¿Es por...?

-Sí. Me ha dejado.

-Lo siento de verdad, aunque si te digo la verdad, tú no te mereces estar con ella...

Izan se queda pensativo. Quizás Estela tenga razón. Todo lo que ha hecho por ella ha sido en vano. Igual no le quería. Recuerda otras veces en las que Ana ha salido con otros. Siempre los ha presentado al grupo, y Estela siempre estaba molesta con ella, porque siempre salía con los chicos que le gustaban a ella. Quizás él haya sido uno más sólo porque... No, no puede ser...

Esa tarde de junio...

Tina llora. No aguanta todo ese sufrimiento que le ha venido encima. Y lo peor es que ya no tiene a nadie...
Alguien la llama por teléfono. Es uno de los posibles padres. Ella contesta.

-Ho-hola Tina. El caso es que no sé por qué te he llamado... Quizás sería porque no aguantaba sin oír tu voz...

-Albert...

-Lo siento. Él estará ahora contigo dándote lo que cree que mereces, pero tú te mereces mucho más. Te quiero, Tina.

Ella nota un cosquilleo en su tripa. No, no puede ser... ¿Está enamorada de él? ¿Habría elegido mal su destino? Sin ninguna duda, sí.

Esa tarde de junio, justo después del encontronazo con Silvia...

Andrea llora apenada. A Darío le cuesta ver a su novia triste. No se lo merece.

-Qui-quiero contarte una cosa.- dice Andrea después de media hora de llantos sin control.

Darío asiente y espera a que su novia le cuente lo que desea.

-Como ya sabes, Silvia formaba parte del grupo de María, Sandra, Tamara, Teresa y yo. Pero hubo un pequeño problema. Ella lo dejó con Daniel y yo no estuve con ella para apoyarla, ni tampoco el grupo. Nos separamos de ella sin ni siquiera darnos cuenta. Pero le dolió mucho más mi traición que la de las demás, porque de mí no se lo esperaba. Supongo que se vengó conmigo junto a Juan, que fue utilizado y mangoneado por unas noches de sexo duro. Por eso me ha hecho todo esto. ¿Me haces un favor? Consuélala, por favor, es tu hermana, necesita apoyo, aunque me haya hecho mucho daño, porque yo la quería y la quiero muchísimo.

Darío asiente decidido. Al fin y al cabo, es su hermana, y le hace falta un poco de cariño.

-Muchísimas gracias, cielo. Te lo agradezco de corazón.

-No eres tú la que me tiene que agradecer algo, soy yo. Me siento muy afortunado de estar contigo. Siento que mi hermana te haya hecho todo esto que te ha pasado, porque lo que tú has hecho no es excusa para que ella te lo haya hecho, pero al fin y al cabo, es ella la que acabaría perdiendo su amistad, no tú. No te lamentes por algo que no has hecho, y...- Darío toca su cara con sus dedos y le quita las lágrimas.- Tú estás más guapa sonriendo.
Andrea ríe y se acerca a Darío y le da un cálido y salado beso en sus labios.

Aquella última tarde de junio nunca fue olvidada, porque fue el principio de un verano lleno de alegrías y de tristezas que aquella pandilla no olvidará nunca.

viernes, 1 de junio de 2012

El Amor Duele 13.



Capítulo 13

Esa tarde de Junio, en otro lugar de la ciudad, mucho antes de las seis...

Tina camina de un lado a otro de su casa. No sabe cómo decirle a Luis que ha concebido un hijo suyo. Tampoco sabe lo que quiere decirle él.


Han quedado en la casa de ella a las seis de la tarde.

Intenta buscar algo que no llame demasiado la atención. Encuentra una camiseta de tirantes turquesa, unos vaqueros ajustados y unas bailarinas del mismo color que la camiseta. Perfecto.


Mira el reloj de móvil: Todavía era pronto. Se sienta en uno de los sofás del salón mientras merienda helado de fresa.


A las cinco y media suena el telefonillo. Qué pronto... – piensa.
-¿Quién es?
-Soy Albert.
-Albert te dije que...
-Tina, yo te quiero, y si el bebé es mío, te cuidaré mejor que ése chico de la que también estás enamorada. Si te gusta él, desapareceré de tu vida para siempre. Si no... Seré el más feliz del mundo...
-Lo siento, Albert.
Pasan varios minutos.
-No... No pasa nada... Estaré ahí por si deseas cambiar de idea.
-De... Acuerdo.


Tina está confusa. Pero ya ha elegido: Luis es su chico, y el padre de su hijo. Y se terminó.


Albert se fue con el corazón roto, pero habrá más de un corazón roto en aquella tarde.

Esta tarde, en otro lugar de la ciudad...

Se mira en el espejo. Intenta ensayar lo que nunca creería que haría, pero por Sandra, es capaz de todo. Llevaba más de un año junto a Tina, pero ya lo tenía decidido.


Luis no sabe cómo hacerlo de la menor forma posible. Hace gestos compasivos y ensaya lo que piensa decirle. Pero una ruptura siempre duele.


A las cinco y media se dirige hacia la casa de Tina. Camina lentamente, sin prisa.


De camino se encuentra con un chico alto, moreno y de más de veinte años llorando por una chica amada. La misma a la que iba a ver ahora.


Llama al timbre y mira su reloj: Tan puntual como siempre. Sube las escaleras pensando en lo que está a punto de hacer. No tiene duda alguna: quiere a su Sandra. Quiere sentirla, olerla, tocarla...


Llega a la puerta y espera a que ella abra la puerta. Ya no hay marcha atrás.


-Hola.
-Hola, Tina.


Él entra en la casa mientras ella se sienta en el sofá donde antes había llorado por el sufrimiento de una persona querida y había comido un poco de helado.


-Tengo que decirte una cosa.
-Y yo otra.
-Comienza tú- señala Luis caballeroso.- ¿qué quieres decirme?
-Esto va a ser difícil pero... Esto... Estoy embarazada.
-¿Qué-qué?
-Sí...


Largo silencio. Él piensa. Ella mira su vientre deseosa de que su criatura esté fuera de ella y tenga vida.


-¿Ya te has hecho las pruebas?


Ella asiente lentamente.


-Yo tengo que decirte lo que quiero porque no quiero estar contigo incómodo. No...
-Entiendo... No quieres estar conmigo. Lo comprendí cuando leí el SMS
-Ya... Lo siento mucho, yo...


Luis saca su cartera y le da todo lo que tiene a Tina.


-No hace falta, yo...
-Quédatelo, siento que te lo debo.


Ella asiente, pero los remordimientos de haberle puesto los cuernos a ése chico la reconcome. Menos mal que se arrepintió a tiempo.


-Adiós, Tina. Que te vaya bien con el violín.
-Adiós, Luis. Suerte con todo lo que te suceda a partir de ahora.


Sale de la casa triste, solo. Está a punto de dejar en aquella sala a una mujer fuerte que tiene a su futuro hijo en su vientre.
 Le desea todo lo mejor mientras baja por las escaleras y sueña con la única chica que cabe en su corazón: Sandra.