El Amor Duele

El Amor Duele

Bienvenidos a 'El Amor Duele'

Hola, lo que vais a ver en un instante es una historia de amor de adolescentes y de amistades que, pudieron serlo en el pasado, o son amigos del alma en el presente. Espero que os guste mi novela, a la que pongo dedicación y tiempo. A quien no le guste, que me lo diga, porque así puedo aspirar a mejorar. Muchísimas gracias por todo :)

sábado, 4 de agosto de 2012

El Amor Duele 18


Capítulo 18

Al día siguiente...

El sol se asoma por las cortinas de su ventana, y dan lugar a un nuevo día. Ella se despereza lentamente y mira a su lado al chico que siempre ha querido y recuerda el gran paso que dieron anoche. Una noche hermosa, en aquel hermoso hotel, con unas copas de champán, y un amor infinito. Se levanta despacio, sin ganas de hacerlo, sin querer separarse del único chico que ha querido. Él abre los ojos y la ve.

-Buenos días.

-Buenos días, Pablo.- dice antes de dedicarle su mejor sonrisa.

-¿Vas a darte un baño? Aquí hay unos jacuzzis muy buenos.

-No... Sólo iba a pedir algo de comer. Pero si quieres luego no metemos juntos...

-Suena bien...- dice Pablo acercándose a María y le besa con ternura. Llevaba tanto tiempo esperando aquello, que no se lo creía: la misma niña que conoció de camino a su nuevo colegio, con esas trencitas suyas que solía llevar, con su sonrisa y con su forma de ver la vida, era suya.

Pablo coge el teléfono, llama al servicio de habitaciones mientras María se viste, y pide de desayuno dos tazas de chocolate caliente, cruasanes, churros y dos trozos de pastel.

Cuando llega el servicio de habitaciones, María se queda atónita. ¿Pero cómo podía haber pedido tanta comida? Yo con todo eso no puedo, si ya con el chocolate estoy llena...

-¿Por qué has pedido tanto?- le pregunta a Pablo una vez que se han ido los trabajadores del hotel.

-Bueno... Pensé que, ya que estamos en un hotel donde sólo cobran la estancia y no la comida...

-Jajajaja, bueno, mientras te lo comas tú...

-¿Pero no eras tú la que quería pedir algo?

-Sí, pero yo sólo me tomo el chocolate jajajaja.

-También hay wifi gratis, y yo he traído mi portátil. ¿Quieres conectarte a Tuenti mientras yo me lo como todo?

-jajaja, es de mala educación no esperar a las señoritas... Además, yo también quiero un cruasán...

-Bueno... ¿No decías que sólo ibas a tomarte el chocolate?

-Sí, pero ahora me han entrado ganas de un cruasán.

-Ya, ya... Y luego seguro que querrás churros, ¿no? y después seguramente querrás tu trozo de pastel... ¡Y luego seguro que quieres mi parte!

-Ey, ey, tranquilo... que sólo he pedido un cruasán...

María se tumba en la cama de sábanas color crema y se conecta al Tuenti. Tiene dos invitaciones a eventos y algunas peticiones de amistad que cancela de inmediato porque no los conoce. Felicita a una chica por su cumpleaños y va a las invitaciones. Una trata sobre un asesino de perros, que sabe que es mentira y lo cancela. La siguiente invitación es de Tamara...

-Mira, Pablo: Tamara dice de quedar mañana en la playa y dormir en casa de su tía. Pues no son malos planes... ¿Quieres ir?

-¿Tú quieref?- dice con la boca llena de pastel.

-Pues a mí me apetece tomar un poco el sol y hacer alguna salida... Últimamente no quedamos mucho... ¿Les digo que sí?

-Por mí, vale. Eftoy seguro de que miff padref me van a dejar, jejeje, ziempre me lo conzienten todo.

-Claro, porque tú eres el pequeño de tu familia... pero si hubieses sido hijo único, no dirías lo mismo...

-Pero ezo zí, yo no pienfo ir zin ti...

-Anda... Traga de una vez ese pastel y ven conmigo...

Esa mañana de junio...

-Bueno, pues ya está... – dice Estela cerrando el libro de A Tres Metros Sobre El Cielo.
No ha podido dormir en toda la noche, y se la ha pasado leyendo el libro. Se levanta de la cama y se va al baño. Se mira las ojeras y piensa en las razones de su insomnio. Está preocupada por Andrea. Anoche le dijo que Silvia, la que antes era su mejor amiga, le está haciendo la vida imposible porque ella la ha dejado de lado, y ella se siente mal; y también que su novio es Darío, el hermano de Silvia, y ella se ha enterado y teme arruinarlo todo mezclándolo todo. Pues, la verdad, todo aquello era un lío, pero no ha dejado de pensar en la parte en la que Silvia le estaba haciendo la vida imposible. Pero ella no tenía la culpa. No se puede culpar de que Silvia quiera hacerle daño, porque si hubiera sido una mejor amiga de verdad, habría dejado ir a su amiga aunque le doliese, y no hacer nada para evitarlo. Y ella lo sabe: Tiene experiencia.
Tampoco ha podido dormir por la razón más lógica: Está nerviosa por su cita con Izan. Se siente fuerte, es más, se siente más que fuerte para decirle todo lo que siente y para plantarle cara de una vez por todas a Ana. Y su verdadera mejor amiga estará ahí con ella. Y nunca estará sola. Porque tiene gente que la quiere, que la quiere de verdad.

En otro lugar...

Tamara mira el evento y lee los comentarios:

Marietta: Ue genial aquí Pablo y yo vamos, Tamara. Pablo pregunta si estará tu tía, (ya sabes, él quiere pasárselo a lo grande y llevar alcohol y cosas de esas). ¿Tu tía tiene piscina? Besitos.

Sandrita: Yo voy, y puedo llevar una tarta, pizzas y algo para picar (es por el cumple de mi hermana, que no se ha celebrado y ya habían comprado todo :P )   

Eduu: Yo también voy J

Tamara: Genial. Y Pablo: no, no estará mi tía: pero no os paséis, y si destrozáis algo, lo pagaréis K Y sí que hay piscina, y la casa es enormeee nos lo pasaremos genial.

Andreaa: Yo no sé si ir...

Sandrita: Oh, Andrea, vamos, te vendrá bien... L

Teresa: Si porfa prima, ven que si no tu tía no me deja iirrr :$

Darío: Andrea, tienes que venir, te vendrá bien para desconectarte del mundo...

Tamara: Bueno, bueno. Aquí se cuece algo y no sé qué es... Pero sé que tiene que ver contigo, Andrea. Mira, si vienes, compro de tu helado favorito... Es más, os compro a todos de vuestro helado favorito... Y te daré una charla de la que siempre sales con una gran sonrisa ¿eh? Anda... Haz felices a tu noviete y a tus superdulces amiguitas... L

Luis: Yo voy ;) Andrea, anímate...

Andreaa: Ok, vale, está bien. Iré... Pero sólo por el helaado :P Os quiero, chicos. Por cierto, a mí me viene bien a las seis.

Darío: ¡Bien! A mí también me viene bien a las seis.

Marietta: Bien, Andreita viene jeje a mí también me viene bien a las seis, y a Pablo también :P (estamos juntos, no penséis mal) ;)

Eduu: ¿Y quién ha pensado mal? (YO) A las 6.

Luis: jejeje, espero que os lo estéis pasando bien ;) (no hemos pensado mal de vosotros hasta que lo habéis dicho jajaja) A mí también me viene bien.

Sandrita: ¡Y a mí!

Teresa: Gracias Andrea :D Ya pueedo irr. A las 6 me parece genial.

Tamara: Bien, pues a las 6. Quedad en la puerta de mi casa, algunos ya sabéis donde es, decidles la dirección a los demás y... ¡Hasta mañana! ;)

lunes, 9 de julio de 2012

El Amor Duele 17


Capítulo 17
Una noche de junio, en la casa de Andrea...
Andrea llega a su casa triste. Todos sus sentimientos se han cruzado: el amor por Darío, el odio por Juan, la compasión hacia Silvia, la culpabilidad, de haberle hecho pasar a Silvia tanto sufrimiento al dejarla de lado, y el presentimiento de que la relación con Darío no irá del todo bien, la crispaba.
Por un lado, no quería que lo que pasaba con Silvia se interpusiese en su relación, y por otro, quería que no empeorase su relación con Silvia, por muy estropeada que esté, porque sale con su hermano.
Andrea ve a su hermana en el sofá leyendo y la saluda.
-Hola, hermanita. ¿Qué lees?
- A Tres Metros Sobre El Cielo, es más bonito el libro que la película. Si quieres, cuando termine, te lo dejo.
-No hace falta.
-Ok.
Estela se concentró de nuevo en la lectura, pero el teléfono la devolvió de nuevo a la vida real. Ilusionada con que sea Izan, se precipita hacia el teléfono y lo coge lo más rápido que puede.
-¿Diga? Oh...- dice ya desilusionada.-. Es para ti, Andrea.
Andrea coge el teléfono que le tiende Estela y responde.
-¿Quién?
-Hola, preciosa.
-¡Darío!
-No, yo no soy Darío.- miente a carcajadas.
-¿No? Entonces... ¿Quién eres y por qué me has llamado?
-Pues... Soy un diseñador profesional. Llamo para decirle a la señorita Andrea que voy a ofrecerle un contrato para ser modelo.
Andrea ríe feliz.
-Mientes muy mal cielo.
-Quizás sea porque esté hablando contigo.
Se hace el silencio. Andrea está conmovida con lo mucho que le quiere Darío. No me lo merezco.-piensa.- No después de que su hermana esté sufriendo por mi culpa.
-¿En qué piensas?
-En ti.
-¿Por qué?
-Porque no te merezco.
-No digas eso.
-Es verdad.
-El que no se merece a su pareja, soy yo, por tener a una hermana que la hace sufrir y le hace sentirse culpable. No debes sentirte así.
-Pero...- dice con un hilo de voz.
-De peros, nada. Te quiero, y tú me quieres, y punto. Eso es lo que importa.
Se hace el silencio de nuevo. Andrea no aguanta sus lágrimas y comienza a llorar.
-¿Qué pasa?- dice Estela cerrando el libro.
-Te... Te tengo que dejar, cielo. Lo siento mucho, de verdad. Ojalá todo volviese a ser como antes.
-Adiós preciosa.
-Adiós.
Y cuelgan.
-¿Qué te pasa, Andrea?- dice Estela preocupada-. Últimamente te noto... Rara...
-No pasa nada, de verdad.
-Y entonces... ¿Por qué lloras?
-Pues... Porque...
Esa noche de junio, en el portal de la casa de Sandra...
Luis le da millones de besos de despedida antes de que ella suba a su casa soñando con él. Nunca antes habían hecho por ella algo así. Se sentía especial. Tanto que, nada más acostarse en la cama, repentinamente, se quedó dormida.
En casa de Teresa...
Teresa no puede dormir. Y es que ha estado pensando en Edu durante toda la tarde, pero también en Fer, aquel chico al que conoció en el parque. Quizás debería...
Coge el móvil y le manda el siguiente mensaje: ¿Cuándo quedams?Me apetece muxo salir cntigo ;)
Apaga el móvil y se acuesta en la cama, ya cansada de pensar en Edu. Se empieza a ilusionar con Fer, mientras piensa en él cuando lo conoció en el parque. Y así, por fin, se quedó dormida.
En otro lugar...
Tamara se sienta en el ordenador, aburrida ya de pasar el día en casa, y decide mandar un evento en Tuenti. Invita a Teresa, a María, a Pablo, a Andrea, a Teresa, a Edu, a Darío, a Sandra y a Luis. Perfecto. Piensa en el día, en el lugar y en la hora, y pone en la descripción:
Hola chicos. Pues me he cansado de quedarme en casita aburrida, así que he pensado en salir este viernes a la playita, o sea, pasado mañana, a la hora que nos venga bien a todos. Y luego, podríamos ir a la casa de mi tía que está cerquita de la playita y nos podemos quedar a dormir, y tal... Decirme la hora que os venga bien a todos. Espero que os vaya bien a todos. Un besito de vuestra amiga loca.
Cierra el ordenador una vez que está hecho el evento y se mete en la cama, ilusionada por el día que empezará mañana.  

martes, 3 de julio de 2012

El Amor Duele 16


Capítulo 16
Esa misma tarde de junio, en un lugar de la ciudad...

-Y... Ya está, creo que eso es todo.- dice Darío terminando de contarles a Sandra y a Luis lo que había sucedido.

-¿Pero de verdad ha pasado eso?- dice Sandra boquiabierta.- joder, pues ahora que he oído todo esto, me da un poco de pena Silvia, ahora la entiendo un poco más, pero eso sí, que le haya pasado esto no quiere decir que tenga que coger a una persona de las que le han dado de lado y joderle la vida...

-Estoy de acuerdo. Esto tenía que hablarlo con vosotras e intentar solucionarlo...- dice Luis.

-Ya lo sé, pero mi hermana es muy orgullosa, y cuando le hacen daño no puede evitar hacer estas cosas.

-Pero nosotras no la dejamos de lado, ella empezó a comportarse de una forma que no nos gustó mucho, y después empezó a distanciarse...

-Sí, yo creo lo mismo-dice Darío- pero no podemos estar seguros. Hablaré con mi hermana cuando no esté apestando a alcohol y en el momento oportuno, si ella me deja, claro... Pero yo creo que no parará de hacernos sufrir a todos para intentar separarnos.

-Bueno, yo... Me voy ya.- dice Luis decepcionado por no haber podido hablar con Sandra.- seguro que no nos separaremos, el grupo es demasiado importante.

-Sí... Yo te acompaño.-dice Sandra.

-Adiós chicos.- dice Andrea.- Gracias por todo.

Sandra y Luis se despiden de todos y caminan hacia la salida del parque en silencio.

-Bueno...- dice finalmente Sandra.- ¿qué querías decirme?

-Pues... Lo he dejado con mi novia.

-¿Sí?

-Te dije que lo haría.

-Y... ¿Por qué?

-Porque te quiero Sandra, porque eres la chica más guapa y más especial que he conocido. Porque tú eres la única chica que me hace sentir especial. Porque sin ti no soy nada...

-Cállate ya.- le interrumpe Sandra dándole un beso en los labios.

Y así, esta nueva pareja se aleja del parque de la mano y con muchas cosas que decirse entre ellos.

En otro lugar...

Estela mira a Izan. Pobrecillo, no se merece sufrir así.-piensa.-Quizás está realmente enamorado de Ana y yo le he roto el corazón...

Sacude la cabeza.-No, si acaso lo ha hecho Ana, que siempre sale con los chicos que me gustan a mí sin ni siquiera quererlos. Ya estoy harta de ella. Sólo piensa en ella misma, no piensa en el daño que les puede hacer a los demás. Es injusto...

Izan bebe de su coca-cola y muerde la pajita mientras piensa. ¿Y si le gusto a Estela? ¿Y si en verdad nunca hubiese estado enamorado de Ana?

Sacude la cabeza-Igual si que le gusté a Estela, pero si ahora Ana sale con Manu... ¿Significa que ahora a Estela le gusta Manu? Bah, pienso demasiado. Quizás debería hablar con ella...

Pasa la tarde. La pandilla termina de comer y Lidia se marcha a su casa dándole un abrazo a su amiga. Siente pena al dejarla sola, pero no puede quedarse más tiempo.

Ana y Manu se adelantan mientras ella le tira los tejos a él. Estela e Izan se quedan atrás, mirando como Ana intenta de nuevo quitarle la ilusión a Estela, pero sin ningún resultado.

-Estela...

-¿Sí?

-¿Te apetece quedar mañana?

-Sí, claro. ¿A qué hora y dónde?

-Umm... A las cinco en la boca del metro que está cerca de mi casa.

-OK.

Se despiden todos y se van cada uno a su casa, pensando cada uno en sus cosas, en sus maquinaciones o en sus problemas. Y es que, este verano va a ser traumático para Estela.

En la casa de Silvia y Darío...

Juan vuelve del baño mientras Silvia cuelga de una conversación con el empollón de la clase.
Juan intenta darle un beso, pero Silvia le da un bofetón en la cara.

-¡Me has mentido!

-¡Qué va!

-He hablado con Martin y me ha dicho que no te ayuda desde hace cuatro meses, además, ¡si ya ha acabado el curso!

-Vale, sí, te he... Mentido.- reconoce Juan avergonzado.

-¿Y dónde estabas si se puede saber?

-Estaba...

-¿Sí?

-Estaba siguiendo a Andrea, que estaba saliendo con tu hermano.

¿Y por qué? Un momento... ¿Con mi hermano?

-Sí... Me llamó mucho la atención y les seguí...

-¿Y cómo lo supiste?

-Pues... Les vi de camino a tu casa, de casualidad.

-Ah... Bien hecho, Juan. Ahora hay que pensar cómo vamos a hacerles daño a esas personas. No se merecen estar juntos. Se merecen sufrir.

El dolor de Silvia parecía infinito. ¿De verdad hacía falta hacer daña hasta a su propio hermano? Eso no lo sabe ni ella misma.

lunes, 2 de julio de 2012

El Amor Duele 15


Capítulo 15

Hace tres meses, en el instituto de la ciudad...

Izan se sienta en un banco pensativo. No puede dejar de pensar en ella. Ojalá a ella le guste él, pero sabe que Estela sólo quiere ser su amiga. O eso es lo que piensa.
 Ana se acerca a él y se sienta a su lado. ¿Qué hace esta chica? ¿No es amiga de Estela?- Piensa él.
-Hola, Izan.
-Hola... Ana.- dice recordando su nombre.
-¿Te apetece ir a la cafetería a tomar algo?

Bueno, no estaría mal...- piensa.- Además, ella no está nada mal... Aunque hay rumores de que sale con los chicos que le gustan a... No, seguro que es mentira...

-Claro.- responde al fin.

Y juntos, se van a la cafetería mientras la persona que quiere Izan mira con recelo a Ana y piensa: Siempre lo mismo...

Esa tarde de junio, en un lugar de la ciudad...

Se sienta en un banco del parque y espera a Luis. Ha quedado con ella por algo muy importante que quiere decirle. Sandra está nerviosa e intrigada. ¿Qué querrá decirle? No lo sabe. Uff. De repente ve a una chica llorar con un chico. Le resultan familiares aquellos chicos. Y los reconoce.
Anda hacia ellos y ve a Andrea llorar desconsoladamente mientras Darío la abraza.

-¿Qué ha pasado?
-Eso, ¿qué ha pasado?- pregunta Luis, que acaba de llegar.
-Cariño, ¿te importa si les cuento lo que ha pasado?
-No...
-De acuerdo. Pues...

Esa tarde de junio, en la casa de Silvia y Darío...

-...Y eso es lo que ha pasado.- dice Silvia gritándole a Juan.
-Siento no haberte cogido el teléfono cariño...
-¿¡Qué lo sientes!? ¡Es más que eso! ¡Me has colgado, Juan, joder!
-Lo siento, estaba...
-No lo sientas. Estoy más que harta. Déjame en paz.
-Lo siento de verdad...
-¿Dónde estabas?
-Estaba...
-¿Sí?
-Estaba en casa de Martin estudiando, le he prometido dinero si me ayuda a aprobar mates.
-Umm... De acuerdo, te perdono, pero como sea mentira...
-No es mentira, cielo. Yo nunca te mentiría. Te lo prometo.
-Bien. Hay que hacer sufrir a Andrea sea como sea. Estoy harta de que se haga la víctima cuando ella ha sido la que me ha dejado de lado por las demás. Lo único que quiero ahora es hacerle pasar por lo que he pasado yo.
-¿No crees que?...
-¿Qué?
-¿No ha sufrido bastante ya con que le hayas puesto los cuernos conmigo y le hayamos metido droga en su copa para que caiga en la cama conmigo?
-No creas. El amor duele, sí es verdad. Pero que una amistad te deje de lado es aún peor que lo haga un amor. Y lo sé de sobra por experiencia.
-De acuerdo, pues... Te ayudaré.- promete Juan dudoso.
-Contaba con ello.
Y más dolor se aproxima en ese duro verano que sólo ha hecho más que empezar...


viernes, 15 de junio de 2012

El Amor Duele 14


Capítulo 14

Esa tarde de junio, en otro lugar de la ciudad...

-¿Qué haces aquí?- pregunta asqueada y borracha.

-He venido porque...

-Ha venido porque le ha dado la puta gana Silvia, y porque le he invitado yo. ¿Hay algún problema?

-Sí, que a papá y a mamá no les va a gustar cuando lleguen el saber que aquí ha estado una puta.

Darío se dirige a Silvia brusco y con ganas de acabar con ella cuanto antes, pero Andrea le coge el brazo y le echa hacia atrás.

-No importa, cariño.- lanza una mirada despreciable.-Ella siempre ha sido así.

-Como una zorra no, desde luego.

Andrea se acerca hacia Silvia y se le queda mirando a pocos centímetros de su cara.

-Escucha Silvia: Algún día, todo lo que me estás haciendo, se volverá a tu contra, todo lo que tú haces te lo harán algún día, y todo lo que les digas a los demás, lo serás todo algún día. Que ciega que estuve al ser tu mejor amiga...

Silvia agacha la cabeza y ve como los pies de su nueva enemiga se alejan de ella.

-¡Eres una zorra! ¡Te odio! ¡Jamás fuiste mi mejor amiga, sólo te intentaba joder la vida! ¡Puta!- chilla Silvia antes de que Andrea y Darío desapareciesen por la puerta.

Después de aquella escena, Silvia se pone a llorar.

-Joder, estoy harta de este mundo...

En otro lugar...

Estela, la hermana de Andrea, está comiendo en el Mc Donalds con Lidia, Ana, Izan y Manu, aunque Izan está un poco triste porque Ana le ha dejado. Ana bebe una coca-cola mientras liga con Manu.

-Bueno...- dice Estela fingiendo que le molesta.- Dejadlo ya...

-Ah, sí, claro...- dice Manu preocupado por Izan

Estela se acerca a Izan.

-¿Qué te pasa?

-Como si tú no lo supieras.

-¿Es por...?

-Sí. Me ha dejado.

-Lo siento de verdad, aunque si te digo la verdad, tú no te mereces estar con ella...

Izan se queda pensativo. Quizás Estela tenga razón. Todo lo que ha hecho por ella ha sido en vano. Igual no le quería. Recuerda otras veces en las que Ana ha salido con otros. Siempre los ha presentado al grupo, y Estela siempre estaba molesta con ella, porque siempre salía con los chicos que le gustaban a ella. Quizás él haya sido uno más sólo porque... No, no puede ser...

Esa tarde de junio...

Tina llora. No aguanta todo ese sufrimiento que le ha venido encima. Y lo peor es que ya no tiene a nadie...
Alguien la llama por teléfono. Es uno de los posibles padres. Ella contesta.

-Ho-hola Tina. El caso es que no sé por qué te he llamado... Quizás sería porque no aguantaba sin oír tu voz...

-Albert...

-Lo siento. Él estará ahora contigo dándote lo que cree que mereces, pero tú te mereces mucho más. Te quiero, Tina.

Ella nota un cosquilleo en su tripa. No, no puede ser... ¿Está enamorada de él? ¿Habría elegido mal su destino? Sin ninguna duda, sí.

Esa tarde de junio, justo después del encontronazo con Silvia...

Andrea llora apenada. A Darío le cuesta ver a su novia triste. No se lo merece.

-Qui-quiero contarte una cosa.- dice Andrea después de media hora de llantos sin control.

Darío asiente y espera a que su novia le cuente lo que desea.

-Como ya sabes, Silvia formaba parte del grupo de María, Sandra, Tamara, Teresa y yo. Pero hubo un pequeño problema. Ella lo dejó con Daniel y yo no estuve con ella para apoyarla, ni tampoco el grupo. Nos separamos de ella sin ni siquiera darnos cuenta. Pero le dolió mucho más mi traición que la de las demás, porque de mí no se lo esperaba. Supongo que se vengó conmigo junto a Juan, que fue utilizado y mangoneado por unas noches de sexo duro. Por eso me ha hecho todo esto. ¿Me haces un favor? Consuélala, por favor, es tu hermana, necesita apoyo, aunque me haya hecho mucho daño, porque yo la quería y la quiero muchísimo.

Darío asiente decidido. Al fin y al cabo, es su hermana, y le hace falta un poco de cariño.

-Muchísimas gracias, cielo. Te lo agradezco de corazón.

-No eres tú la que me tiene que agradecer algo, soy yo. Me siento muy afortunado de estar contigo. Siento que mi hermana te haya hecho todo esto que te ha pasado, porque lo que tú has hecho no es excusa para que ella te lo haya hecho, pero al fin y al cabo, es ella la que acabaría perdiendo su amistad, no tú. No te lamentes por algo que no has hecho, y...- Darío toca su cara con sus dedos y le quita las lágrimas.- Tú estás más guapa sonriendo.
Andrea ríe y se acerca a Darío y le da un cálido y salado beso en sus labios.

Aquella última tarde de junio nunca fue olvidada, porque fue el principio de un verano lleno de alegrías y de tristezas que aquella pandilla no olvidará nunca.

viernes, 1 de junio de 2012

El Amor Duele 13.



Capítulo 13

Esa tarde de Junio, en otro lugar de la ciudad, mucho antes de las seis...

Tina camina de un lado a otro de su casa. No sabe cómo decirle a Luis que ha concebido un hijo suyo. Tampoco sabe lo que quiere decirle él.


Han quedado en la casa de ella a las seis de la tarde.

Intenta buscar algo que no llame demasiado la atención. Encuentra una camiseta de tirantes turquesa, unos vaqueros ajustados y unas bailarinas del mismo color que la camiseta. Perfecto.


Mira el reloj de móvil: Todavía era pronto. Se sienta en uno de los sofás del salón mientras merienda helado de fresa.


A las cinco y media suena el telefonillo. Qué pronto... – piensa.
-¿Quién es?
-Soy Albert.
-Albert te dije que...
-Tina, yo te quiero, y si el bebé es mío, te cuidaré mejor que ése chico de la que también estás enamorada. Si te gusta él, desapareceré de tu vida para siempre. Si no... Seré el más feliz del mundo...
-Lo siento, Albert.
Pasan varios minutos.
-No... No pasa nada... Estaré ahí por si deseas cambiar de idea.
-De... Acuerdo.


Tina está confusa. Pero ya ha elegido: Luis es su chico, y el padre de su hijo. Y se terminó.


Albert se fue con el corazón roto, pero habrá más de un corazón roto en aquella tarde.

Esta tarde, en otro lugar de la ciudad...

Se mira en el espejo. Intenta ensayar lo que nunca creería que haría, pero por Sandra, es capaz de todo. Llevaba más de un año junto a Tina, pero ya lo tenía decidido.


Luis no sabe cómo hacerlo de la menor forma posible. Hace gestos compasivos y ensaya lo que piensa decirle. Pero una ruptura siempre duele.


A las cinco y media se dirige hacia la casa de Tina. Camina lentamente, sin prisa.


De camino se encuentra con un chico alto, moreno y de más de veinte años llorando por una chica amada. La misma a la que iba a ver ahora.


Llama al timbre y mira su reloj: Tan puntual como siempre. Sube las escaleras pensando en lo que está a punto de hacer. No tiene duda alguna: quiere a su Sandra. Quiere sentirla, olerla, tocarla...


Llega a la puerta y espera a que ella abra la puerta. Ya no hay marcha atrás.


-Hola.
-Hola, Tina.


Él entra en la casa mientras ella se sienta en el sofá donde antes había llorado por el sufrimiento de una persona querida y había comido un poco de helado.


-Tengo que decirte una cosa.
-Y yo otra.
-Comienza tú- señala Luis caballeroso.- ¿qué quieres decirme?
-Esto va a ser difícil pero... Esto... Estoy embarazada.
-¿Qué-qué?
-Sí...


Largo silencio. Él piensa. Ella mira su vientre deseosa de que su criatura esté fuera de ella y tenga vida.


-¿Ya te has hecho las pruebas?


Ella asiente lentamente.


-Yo tengo que decirte lo que quiero porque no quiero estar contigo incómodo. No...
-Entiendo... No quieres estar conmigo. Lo comprendí cuando leí el SMS
-Ya... Lo siento mucho, yo...


Luis saca su cartera y le da todo lo que tiene a Tina.


-No hace falta, yo...
-Quédatelo, siento que te lo debo.


Ella asiente, pero los remordimientos de haberle puesto los cuernos a ése chico la reconcome. Menos mal que se arrepintió a tiempo.


-Adiós, Tina. Que te vaya bien con el violín.
-Adiós, Luis. Suerte con todo lo que te suceda a partir de ahora.


Sale de la casa triste, solo. Está a punto de dejar en aquella sala a una mujer fuerte que tiene a su futuro hijo en su vientre.
 Le desea todo lo mejor mientras baja por las escaleras y sueña con la única chica que cabe en su corazón: Sandra.

sábado, 26 de mayo de 2012

El Amor Duele 12



Gracias por seguirme, fans de El Amor Duele. Sin vosotr@s, nada sería posible. Sin vuestro apoyo, no habría continuado. Muchas gracias, de verdad. Disfrutad de este capítulo:
Capítulo 12

Esa mañana de Junio a las ocho de la mañana...

Darío cuelga el teléfono. Ha estado desde las seis de la mañana intentando explicar y convencer a Daniel de lo que tiene que hacer por él y por su hermana. El chico no es muy listo, ni lo pilla todo al instante, pero es muy cabezota. Seguía queriendo con locura a Silvia.

Se tumba en la cama y pone el despertador a las once. Necesita dormir un poco más para sentirse mejor en la cita con Andrea. ¿Qué pasará? ¿Haremos algo? El otro día en la fuente, nos pusimos calientes... Centrándose en esos pensamientos, queda dormido como un lirón...

Suena el despertador. Él se despierta, se arregla, se viste y sale de su casa corriendo. Está ansioso de verla, de sentirla, de tocarla...

Llega el parque de su infancia y queda parado ante tal belleza: aquella chica de ojos verdes, de la que suspira hace tiempo, con un vestido rosa, ceñido, palabra de honor.

Él se acerca a ella, pero no puede tocarla. No puede sentirla. No puede acariciarla.

Llega otro chico, el chico por el que suspiraba ella. Sí, Juan. Él sí que puede tocarla. Se dan un beso tierno, mientras que a él se le rompe el corazón en mil pedazos.

Él ve lo que pasa minutos después. Ella sufre. Juan goza. Desnudos, en un banco lleno de flores, que tapan los dos cuerpos. Ella, de repente, se deja llevar. Le abandona. Se entrega a Juan.

Darío chilla lo más fuerte que puede, pero no se oye sonido alguno...
Entonces se da cuente de que es...




Suena el despertador. Darío se levanta sudoroso por aquella pesadilla. No desea que se cumpla. Se viste lentamente y come. Se queda viendo la televisión hasta la hora exacta para poder bajar y encaminarse hacia el parque.

No para de pensar en el sueño que ha tenido. ¿Y si se cumpliese...?. Ése era en lo único que pensaba en todo el camino hasta llegar al parque.

No la ve. Se sienta en un banco y la espera sentado en él. Piensa en la chica de la que se ha enamorado: En su silueta, en su rostro, en sus ojos, en sus labios...

Alguien le tapa los ojos por detrás, pero él la reconoce por su aroma: Es ella.
Le da un beso en la nuca y va prosiguiendo besándole por todo el cuello.
¿Y si sucediese...? Se preguntaban los dos. Andrea sigue besándole por el cuello, llega hasta su rostro y le besa en los labios. Con pasión. Con dulzura.

Andrea le destapa los ojos, y entonces Darío puede comprobar lo guapa que estaba. Él la abraza con deseo. Desea tenerla.

Largos minutos después, cortos para ellos, se dejan de besar y pasean por el parque.

-Bueno, ¿qué tal te va todo?

-Bueno, a mí me va bien, pero mi prima va mal. Ella y Edu han...

-Lo sé- le interrumpe Darío.- me lo ha contado él.

-Lo suponía...

-Que lista, mi chica.- le da un beso en la mejilla.

-Claro, por algo estudiaré Magisterio cuando vaya a la universidad, aunque... Puede que me tome un año sabático.

-Jajaja, y yo.

Cogidos de la mano, la pareja va paseando por el parque, mientras un alma en pena les sigue durante todo su paseo.

Juan no le quita ojo a Andrea. Está preciosa. Conmigo nunca se ponía así de guapa... Piensa triste y desconsolado.

Le suena el móvil. Es Silvia. Juan le cuelga y pone el teléfono en silencio para poder espiar a su ex amor, obsesionándose aún más que  cuando estaba con ella.

Andrea y Darío se besan. Para ellos, un vuelco en el corazón, para él, una punzada en el estómago y unas ganas terribles de vomitar.

Me lo he buscado, yo solo he perdido a la chica que podía haber sido el amor de mi vida...Se encamina a un arbusto mientras la pareja deja de besarse y camina hacia la salida del parque.

-Esto... ¿Te vienes a mi casa?

-Claro.

Andrea se pone nerviosa. ¡Oh dios! ¿¡Y si sucediese!? ¡Madre mía, madre mía, madre mía! Piensa mientras se muerde el labio inferior.

-No haré nada que tú no quieras.- dice Darío al leer su expresión.

Andrea siente decidida. Si surge, surgirá porque sí y ya está.
Está a punto de convertir ese pensamiento en un comentario, pero él le besa con dulzura mucho antes de poder articular palabra alguna.

Llegan a la casa de él. Antes de que Andrea pudiese entrar, Darío entra antes para comprobar que su hermana no estaba de nuevo con Juan.
Después de comprobar que no estaba, hace pasar a Andrea y se meten en la habitación de Darío.
Andrea se sienta en su cama. Es blanda. Él se sienta al lado suyo y se queda mirándole con cara de embobado, de enamorado. Qué bonito puede llegar a ser el amor,- piensa- y yo lo estoy viviendo...

Andrea se gira y se cruzan las miradas. El ardor es irrevocable. Se van acercando el uno al otro lentamente. Se besan cariñosamente. Ambos se estremecen.

Se levantan de la cama y comienzan a quitarse la ropa mientras se besan. Sienten que sus mundos están a punto de fusionarse, para convertirse definitivamente en uno.

Pero se oye un ruido. Alguien abre la puerta. Silvia entra cabreadísima con Juan y con una botella y un cigarro en las manos. Se sienta en el sofá y fuma ofendida, enfadada por el cuelgue de su amante.

A Darío y a Andrea les corta el rollo. Se sienten incómodos en su presencia. Salen de la habitación con la ropa puesta y se plantan en frente de Silvia.
Algo le dice a Andrea que en ese encuentro que están a punto de tener no va a tener buenas consecuencias. Y tiene razón.