El Amor Duele

El Amor Duele

Bienvenidos a 'El Amor Duele'

Hola, lo que vais a ver en un instante es una historia de amor de adolescentes y de amistades que, pudieron serlo en el pasado, o son amigos del alma en el presente. Espero que os guste mi novela, a la que pongo dedicación y tiempo. A quien no le guste, que me lo diga, porque así puedo aspirar a mejorar. Muchísimas gracias por todo :)

sábado, 26 de mayo de 2012

El Amor Duele 12



Gracias por seguirme, fans de El Amor Duele. Sin vosotr@s, nada sería posible. Sin vuestro apoyo, no habría continuado. Muchas gracias, de verdad. Disfrutad de este capítulo:
Capítulo 12

Esa mañana de Junio a las ocho de la mañana...

Darío cuelga el teléfono. Ha estado desde las seis de la mañana intentando explicar y convencer a Daniel de lo que tiene que hacer por él y por su hermana. El chico no es muy listo, ni lo pilla todo al instante, pero es muy cabezota. Seguía queriendo con locura a Silvia.

Se tumba en la cama y pone el despertador a las once. Necesita dormir un poco más para sentirse mejor en la cita con Andrea. ¿Qué pasará? ¿Haremos algo? El otro día en la fuente, nos pusimos calientes... Centrándose en esos pensamientos, queda dormido como un lirón...

Suena el despertador. Él se despierta, se arregla, se viste y sale de su casa corriendo. Está ansioso de verla, de sentirla, de tocarla...

Llega el parque de su infancia y queda parado ante tal belleza: aquella chica de ojos verdes, de la que suspira hace tiempo, con un vestido rosa, ceñido, palabra de honor.

Él se acerca a ella, pero no puede tocarla. No puede sentirla. No puede acariciarla.

Llega otro chico, el chico por el que suspiraba ella. Sí, Juan. Él sí que puede tocarla. Se dan un beso tierno, mientras que a él se le rompe el corazón en mil pedazos.

Él ve lo que pasa minutos después. Ella sufre. Juan goza. Desnudos, en un banco lleno de flores, que tapan los dos cuerpos. Ella, de repente, se deja llevar. Le abandona. Se entrega a Juan.

Darío chilla lo más fuerte que puede, pero no se oye sonido alguno...
Entonces se da cuente de que es...




Suena el despertador. Darío se levanta sudoroso por aquella pesadilla. No desea que se cumpla. Se viste lentamente y come. Se queda viendo la televisión hasta la hora exacta para poder bajar y encaminarse hacia el parque.

No para de pensar en el sueño que ha tenido. ¿Y si se cumpliese...?. Ése era en lo único que pensaba en todo el camino hasta llegar al parque.

No la ve. Se sienta en un banco y la espera sentado en él. Piensa en la chica de la que se ha enamorado: En su silueta, en su rostro, en sus ojos, en sus labios...

Alguien le tapa los ojos por detrás, pero él la reconoce por su aroma: Es ella.
Le da un beso en la nuca y va prosiguiendo besándole por todo el cuello.
¿Y si sucediese...? Se preguntaban los dos. Andrea sigue besándole por el cuello, llega hasta su rostro y le besa en los labios. Con pasión. Con dulzura.

Andrea le destapa los ojos, y entonces Darío puede comprobar lo guapa que estaba. Él la abraza con deseo. Desea tenerla.

Largos minutos después, cortos para ellos, se dejan de besar y pasean por el parque.

-Bueno, ¿qué tal te va todo?

-Bueno, a mí me va bien, pero mi prima va mal. Ella y Edu han...

-Lo sé- le interrumpe Darío.- me lo ha contado él.

-Lo suponía...

-Que lista, mi chica.- le da un beso en la mejilla.

-Claro, por algo estudiaré Magisterio cuando vaya a la universidad, aunque... Puede que me tome un año sabático.

-Jajaja, y yo.

Cogidos de la mano, la pareja va paseando por el parque, mientras un alma en pena les sigue durante todo su paseo.

Juan no le quita ojo a Andrea. Está preciosa. Conmigo nunca se ponía así de guapa... Piensa triste y desconsolado.

Le suena el móvil. Es Silvia. Juan le cuelga y pone el teléfono en silencio para poder espiar a su ex amor, obsesionándose aún más que  cuando estaba con ella.

Andrea y Darío se besan. Para ellos, un vuelco en el corazón, para él, una punzada en el estómago y unas ganas terribles de vomitar.

Me lo he buscado, yo solo he perdido a la chica que podía haber sido el amor de mi vida...Se encamina a un arbusto mientras la pareja deja de besarse y camina hacia la salida del parque.

-Esto... ¿Te vienes a mi casa?

-Claro.

Andrea se pone nerviosa. ¡Oh dios! ¿¡Y si sucediese!? ¡Madre mía, madre mía, madre mía! Piensa mientras se muerde el labio inferior.

-No haré nada que tú no quieras.- dice Darío al leer su expresión.

Andrea siente decidida. Si surge, surgirá porque sí y ya está.
Está a punto de convertir ese pensamiento en un comentario, pero él le besa con dulzura mucho antes de poder articular palabra alguna.

Llegan a la casa de él. Antes de que Andrea pudiese entrar, Darío entra antes para comprobar que su hermana no estaba de nuevo con Juan.
Después de comprobar que no estaba, hace pasar a Andrea y se meten en la habitación de Darío.
Andrea se sienta en su cama. Es blanda. Él se sienta al lado suyo y se queda mirándole con cara de embobado, de enamorado. Qué bonito puede llegar a ser el amor,- piensa- y yo lo estoy viviendo...

Andrea se gira y se cruzan las miradas. El ardor es irrevocable. Se van acercando el uno al otro lentamente. Se besan cariñosamente. Ambos se estremecen.

Se levantan de la cama y comienzan a quitarse la ropa mientras se besan. Sienten que sus mundos están a punto de fusionarse, para convertirse definitivamente en uno.

Pero se oye un ruido. Alguien abre la puerta. Silvia entra cabreadísima con Juan y con una botella y un cigarro en las manos. Se sienta en el sofá y fuma ofendida, enfadada por el cuelgue de su amante.

A Darío y a Andrea les corta el rollo. Se sienten incómodos en su presencia. Salen de la habitación con la ropa puesta y se plantan en frente de Silvia.
Algo le dice a Andrea que en ese encuentro que están a punto de tener no va a tener buenas consecuencias. Y tiene razón.

sábado, 19 de mayo de 2012

El Amor Duele 11


Este capítulo se lo dedico a mi amigo Borja, que me ha apoyado siempre, y siempre estaré con él cuando lo necesite. J También se lo dedico a mi amiga Joanna, que por muchos cabreos que tengamos, siempre estaremos juntas. Te quiero. (L) Paula Abellán Luna, eres la mejor, te quiero mucho (L) Laura, a ti también te quiero mucho (L) Nerea, gatita, te quiero. Gina, pegapony, eres la mejor. Te quiero.
Aquí tenéis es capítulo, lectores, gracias por seguir mi novela:

Capítulo 11
Al día siguiente, en otro lugar de la ciudad...
Andrea se despereza en la cama y se frota los ojos. A su lado está Greta moviendo el rabo y chupándole la cara con cariño.

-Buenos días, Greta.- dice Andrea con entusiasmo.- Hoy es el primer día de vacaciones, ¿quieres pasear?
La perrita ladea de un lado a otro la cola y suelta un ladrido. Andrea se levanta y se viste para hacer footing. Sale de su cuarto y se dirige a su madre.

-Mamá, ¿Sabes dónde está la correa que usábamos con Lacy?

-Sí, está encima de la mesa, sabía que hoy querrías sacarla a la calle... Pero... ¿Tiene puesta las vacunas?

-Sí, al comprarla la dependienta me lo dijo, y también me dijo que tiene puesto el chip.

-Bien, entonces adiós, cariño.

-Adiós, mamá.

Andrea baja por las escaleras pensando en Darío. ¿Qué pasará en la cita de esta tarde? Sigue pensando en él hasta que abre la puerta del patio y sale junto a su perrita. De repente, en el banco de enfrente de su casa, ve a una chica llorar desconsolada. Andrea reconoce a esa chica y corre hacia ella.
-¡Prima! ¿Qué te pasa cielo?

Teresa inspira y espira unas cuatro veces antes de responder.

-Yo, yo... Edu me ha dejado.

-No... Imposible...

-Eso creía yo... Pero anoche me partió el corazón, y, y...

-Shh... Tranquila... ¿Te vienes a pasear a Greta conmigo?

Teresa observa a la perrita y la coge para ponérsela en su regazo. La perrita la consuela lamiéndole las lágrimas que corren por sus mejillas.

-Oh... Jejeje, para, perrita mala...- Teresa se dirige a Andrea.-¿Al final le has puesto Greta?

-Sí, ya sabes que siempre he querido una perrita que se llame así...

Las chicas se levantan del banco y pasean. Hablan sobre todo lo que ha pasado. Teresa decide no contarle ni a su prima ni a nadie que a Edu le gusta Tamara, no quiere hacerle daño.

-Y... ¿Por qué te ha dejado?

-Pues dice que porque no se siente cómodo en nuestra relación, pero hemos quedado como amigos.- dice Teresa después de largos minutos de silencio.

-Pues vaya, él se lo pierde. Una chica como tú no tiene por qué sufrir.

Llegan a un parque para perros precioso, donde Andrea decide soltar a Greta para que juegue con los demás perros, mientras que ellas se sientan en un banco a seguir hablando.

-Ey, ey, ey...

-¿Qué?-dice Teresa.

-Hay un tío bueno a las tres en punto que te está mirando...

-¿A mí? No, seguro que se fija en ti...

-No...

-¿Y cómo lo sabes?

-Porque estoy segura.

-Cabezota...

-Sé que lo soy.

Las chicas se ríen mientras que el chico en cuestión se acerca hacia ellas. Es increíblemente guapo: tez morena, ojos marrones, con bíceps y con tableta.

-Hola. ¿Ésa perra es vuestra?

-Sí.-responde Andrea.- Es mía.

-Es muy mona. Soy Fernando. Para vosotras, Fer.

-Hola, Fer.- dice Andrea.- yo soy Andrea, y ésta es mi prima Teresa.

-Hola.

Se quedan hablando durante unos minutos.

-Oye, Teresa...

-¿Si...?

-¿Te apetecería salir conmigo algún día?

-Cla-claro...

Teresa y Fer se intercambian los números de teléfono. Una vez tenían los el número del otro, Fer se despide de las chicas y se va junto a su perro.
Andrea ríe y se dirige a Teresa.

-Te lo dije, te lo dije.-dice señalándola con el dedo.- Sabía que iba a por ti...

-Ya... Pero es muy reciente la ruptura con mi... Ex novio Edu.

-Precisamente. ¿No te ha gustado ese chico? Parecía bueno...

-Sí pero...

-¿Entonces...?- le interrumpe.- ¿Vas a estar toda tu vida pensando en él?

-No, pero es muy difícil Andrea. A ti tampoco te costó poco el superar que Juan te puso los cuernos...

-Sí, lo sé, es difícil.-dice Andrea suspirando.- Pero gracias a que estoy con Darío, me he olvidado de él completamente...

-¿Seguro...?

Andrea no responde a la pregunta. ¿De verdad había dejado de querer a Juan? No lo sabe del todo. En ese momento se siente confusa. ¿Qué siente? ¿Le quiere a Darío? ¿Juan seguirá colado por ella?... En ese momento, se responde a sí misma en dos de las tres preguntas que se han formulado en su cabeza. Sí, pues claro que quiere a Darío, y no, Juan no la ama, o si no, no le hubiese puesto los cuernos...

-Sí...- responde media hora después, cuando se le había olvidado a Teresa la pregunta que le había formulado.

-¿Sí, qué?

-Que sí que he olvidado a Juan. Con Darío me siento... Diferente, extraña, enamorada... Con Juan hacía tiempo que no me sentía así. Por eso te recomiendo que salgas con ese chico.

-Lo intentaré.

Las dos primas se abrazan y vuelven a casa de Andrea, donde Teresa ayuda a Andrea a vestirse y a prepararse para la cita.
 Al final, Andrea se pone una camiseta larda de la bandera de Estados Unidos, unos vaqueros cortos, y unas bailarinas blancas con flecos.

Andrea acompaña a Teresa a su casa y llega al parque de su infancia donde se planea la cita más inolvidable de las dos personas que han decidido estar juntas y apoyarse el uno al otro.

domingo, 13 de mayo de 2012

El Amor Duele 10


Buenas tardes. Siento haber tardado tanto, he tenido problemas familiares y exámenes que estudiar. Espero que os agrade el capítulo, dadme vuestra opinión si podéis. Es un poco corto, pero también suceden muchas cosas. Muchísimas gracias por el apoyo y por seguirme. Disfrutar del capítulo:

Capítulo 10
Aquella misma noche de junio, en un lugar de la ciudad...
Teresa y Edu llegan a la casa de ella. Cubiertos de besos y escalofríos, acaban en la cama, llenos de placer y satisfacción.


Ella disfruta con él y él disfruta con ella. O eso es lo que cree Teresa...
-Tamara...- susurra Edu  lleno de placer.
-¿Qué decías cariño?- dice Teresa alarmada.
-Nada, cariño, nada...
Edu le toca la mejilla a Teresa y suspira de placer al ver que ella cede.


Edu guarda un grandísimo secreto que nadie sabe hasta ahora: él siempre ha querido a Tamara: sus grandes ojos color cielo, aquella melena recogida en una trenza y aquella sonrisa de niña pequeña que le tiene loco.
¿En qué mundo me querrá?- piensa mientras está con  la persona que más le quiere en el mundo.


Aquella noche es larga e insufrible para Teresa. Ella ha oído perfectamente el nombre que había susurrado hace un momento. Deja de pensar y se deja llevar por el dolor y el sufrimiento que debería de ser gozo.
Después de ese mal trago, Teresa se va al baño y solloza como nunca antes había sollozado.


 No se lo puede creer. ¿Estaba pensando en su mejor amiga mientras lo hacían?- piensa antes de secarse las lágrimas y volver con él.


Él está sentado en la cama, con la ropa puesta y con un gesto interrogante. Teresa se quiere asegurar de lo que piensa y le pregunta lo que ella teme:
-¿Me-me quieres? ¿Quieres a otra? ¿Esa otra es Ta... Tamara?


Edu se queda callado y la observa: Morena, pelo castaño teñido con leves mechas rojas, delgada, pero triste. Le entristece hacerle daño. Pero tiene que decírselo, o le dolerá más la mentira.


-Sí, pero no te quiero como te he querido hace ocho meses, pero te quiero. Pero tienes razón. Amo a Tamara. Lo siento mucho...


Teresa se seca una lágrima que cae de sus ojos y sale de la habitación para intentar asimilarlo. Se sienta en uno de los mullidos sofás del salón pensando en su amiga. En la que posee el corazón de su novio.
-Es afortunada.- susurra mientras se hunde y llora.


En ese momento entra Edu en el salón con su mochila y decidido a no pasar la noche en esa casa. Se le acerca al oído y le susurra:
-Lo siento mucho...
Se dispone a levantarse pero ella le detiene.
-¿Me has amado alguna vez?- pregunta con la voz entrecortada.
Edu no tarda en responder.
-Sí, créeme que sí, porque tú has sido lo mejor que me ha pasado en la vida. Y lo eres. Siempre has sido mi mejor amiga, y eso no cambiará pase lo que pase, lo dejemos o no...
-Sí, pero yo no quiero ser tu mejor amiga, Eduardo. Quiero que seamos uno, como antes, y quiero que me quieras tanto o más que a... Ella.
-Lo siento...- repite sincero.
Edu se acerca a ella y le da un beso en la frente.
-Adiós, Teresa. Siempre serás lo más importante para mí.
Edu se encamina a la puerta principal y se va, cerrando la puerta con cuidado.
A Teresa le llega un pensamiento que ha oído varias veces de la boca de su amiga Tamara: Cuando  se cierra una puerta, se abre otra con más oportunidades...



Esa misma noche de junio, en otro lugar de la ciudad...


Tamara se tumba sobre la cama. Piensa e imagina su vida como cualquier otra adolescente obsesionada con el cutis, con tener una buena figura y con tener un novio que te quiera como a nadie, que le ayude a sobrepasar los malos momentos y con quien compartir los buenos. Alguien que la quiera incondicionalmente.
Aquella tarde en el cine las había pasado canutas: ha llegado a envidiar de forma sana a sus amigos porque ella siempre ha querido tener a alguien con quien comenzar una historia, una ilusión, una vida...
Tamara tiene la suficiente esperanza para esperar a su príncipe azul, y si no existe, pues esperará a un príncipe verde. Mientras piensa en todo esto, se queda profundamente dormida...




Esa noche de junio, en otro lugar de la ciudad...


Darío camina de un lado a otro de su habitación. Sabe que él está ahí, con su hermana. Oye gemidos en su habitación. Sale de su cuarto e intenta escuchar poniendo una oreja sobre la puerta del cuarto de Silvia. Se oyen voces, pero no escucha con exactitud. Quita la oreja de la puerta y maquina algo para que dejen en paz a su amor.


Se tumba en su cama y se le revuelven las tripas. Evita pensar en eso y coge un libro de la estantería para comenzar a leerlo, pero sigue pensando en lo cruel que es su hermana y Juan. Él también tiene la culpa, él ha sido el que ha cedido al chantaje. Deja de leer y mira el despertador.


-Las dos y media... – susurra en un suspiro.-Y ellos siguen ahí, fornicando como conejos...- piensa asqueado.


Sale de su cuarto y se mete en el baño. Se lava la cara y se sienta en la tapa del váter, mirándose al espejo.  Se le ve frustrado y decepcionado, porque antes de que Daniel se fuese, Silvia no era así. A las cuatro de la mañana, le entra sueño y se dirige a su cuarto. Se siguen oyendo gemidos en la habitación de Silvia. Darío suspira y pone los ojos en blanco, se mete en la cama y se queda dormido.




A las seis de la mañana, Darío oye cómo se cierra la puerta principal. Se ha ido. Se levanta de la cama y se marea. Le duele mucho la cabeza. Se levanta tambaleándose y se le ocurre una buenísima idea. Coge su móvil y teclea un número de teléfono.


-¿Diga?


-Hola Daniel, soy Darío, el hermano de Silvia. Necesito que me ayudes...